(María quiere entrar a un habitación, gira el pomo pero alguien detrás de la puerta se lo impide)
María: - ¿Hay alguien ...ahí?
(Golpea la puerta)
Abre.
(Golpea la puerta)
Abre.
(Sigue golpeando)
Hola...
(Sigue golpeando)
Hola...
(Sigue golpeando)
Desconocido:
- Basta.
Me estás molestando.
M: - ¡Uuf!, menos mal.
Por fin encuentro a alguien.
¿Puedes abrir la puerta?
D: - No.
M: - ¿Pero, por qué?
D: - ¿Tengo que contestar a todas tus preguntas absurdas?
M: - Sí.
D: - Aaah, no lo sabía.
Quiero estar solo.
La gente me molesta.
M: - Sólo quería ver otro rostro humano.
¿Sabes lo que está pasando en este pueblo?
Aquí no hay nadie...
sólo monstruos.
D:- Si, lo sé.
¿Y qué?
A mí me da igual.
El que no haya nadie aquí
significa que nadie me molestará.
M: - ¿Quieres estar solo en este manicomio?
D: - Sí, exactamente.
...
¿Pero, cómo puedes decir que este pueblo es el que está loco?
Tal vez somos nosotros los que estamos locos.
Tú y yo... irremediablemente locos.
¿Estás contenta?
¿Me dejarías en paz?
M: - Me llamo... María.
¿Cómo te llamas tú?
(María golpea para ver si hay respuesta)
D: - Ernest.
M: - ¿Hemingway?
(María golpea para ver si hay respuesta)
D: - Ernest.
M: - ¿Hemingway?
Ernest: - Baldwin.
M: - Ernest... volveré.
(María se marcha)
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