(María llena otra vez donde Ernest, con la botella de liquido blanco)
Ernest: - Gracias, María.
Ese es el único objeto que yo no pude obtener.
Cuando me di cuenta, ya no podía abandonar esta casa.
Fue hace mucho tiempo...
María: - Sí, pero, bien...
E: - María, los Dioses están aquí.
Tú también lo sabes.
Tú naciste en este pueblo.
M: - No estoy segura de que "Dios" sea la palabra adecuada.
(María deja la botella en una mesa al lado de la puerta)
E: - ¿Crees en el destino?
M: - La verdad no.
E: - Eso está bien, entonces.
M: - ¿Ernest, puedo abrir esto?
E: - Este es un callejón sin salida.
E: - Este es un callejón sin salida.
A partir de aquí, no hay nada.
M: - Lo sé.
Entonces... ¿y si te hubiese dicho que creía en el destino?
...
E: - Ese James, es un hombre malo.
M: - ¿James... ?
...
(Guarda silencio y piensa por un largo tiempo)
(Guarda silencio y piensa por un largo tiempo)
Sí... lo sé.
E: - Está buscándote, pero no eres tú.
M: - Porque él es amable.
¿Tú... sabes algo?
E: - Sí, María, tú eres...
M: - ¡Cómo sea!, eso es lo que tú piensas.
Pero en realidad no sabes nada.
¡Da igual!
¡Da igual!
E: - O.K.
(María abre la puerta y ve que no había nadie, estaba vacía la habitación,
con el regalo de Amy abierto...
María mira por un momento a la nada y se luego va de la casa)
(Al final vemos que María llega a un callejón y se apunta con la pistola que tenía,
al no querer suicidarse, decide deshacerse de ella
y sigue su camino añorando conocer a James)
*La pantalla se pone negra*
James: - ¿Mary?
*silencio*
No... tú no eres Mary.
María: - ¿Me parezco a tu chica?
Me llamo María.
(La historia de James y María continúa en este punto)
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